domingo, 15 de diciembre de 2013

Boda Capilla Virgen del Camino y Castillo de Gorraiz

El sábado Cristina y Pablo se casaban en la Iglesia de San Saturnino, en la Capilla de la Virgen del Camino, en un marco maravilloso. El día, que asomaba tristón empezó a despejar y a salir el sol, llegando a los 16º C, cuando la víspera estábamos lloviendo y a 3ºC. Fue una suerte impresionante.

El retablo está presidido por la imagen de Nuestra Señora del Camino que ocupa la hornacina-transparente. La devoción de la Virgen del Camino va acompañada de la leyenda barroca de su aparición narrada por el Dr. Juan Joaquín Berdún (1693) y por el jesuita P. Juan de Villafañe (1726) . Según estas narraciones legendarias la Virgen del Camino, cansada de su soledad y abandono en una ermita de Alfaro, se trasladó una noche a Pamplona donde se apareció sobre una viga de la iglesia de San Saturnino. Aunque los de Alfaro intentaron recuperar la imagen y restituirla a su ermita, como así hicieron, aquélla volvió de nuevo milagrosamente a Pamplona. La imagen era originariamente una talla de madera policromada. De pequeño tamaño por su aspecto general debe de ser una imagen románica de la segunda mitad del siglo XII que a pesar de las transformaciones sufridas en el siglo XVIII al ser recubierta de láminas de plata, deja ver su asiento o trono primitivo. Al igual que otras imágenes marianas y siguiendo una moda impuesta en el Barroco en el siglo XVII, se vistió la imagen para proporcionarle un mayor realismo y ampliar al mismo tiempo el tamaño de la talla. Pero las reformas más importantes tuvieron lugar entre 1720 y 1721, cuando se recubrió la imagen con chapas de plata y se añadió la peana al igual que se había hecho con otras imágenes medievales navarras como la Virgen del Sagrario, San Fermín o San Miguel de Aralar. Se trataba también de conservar la imagen que se hallaba amenazada por la carcoma. Una segunda reforma tuvo lugar en 1848 y afectó a cara, brazos y manos de la Virgen; además se sustituyó el Niño Jesús por otro nuevo de plata.






Los novios saliendo de la Iglesia, guapísimos!

De allí nos trasladamos al Castillo de Gorraiz

                                              En la terraza del Castillo de Gorraiz

El aperitivo en la terraza fue espléndido, pasando luego al comedor para deleitarnos con un menú consistente en: Foie con láminas de manzana, bric de yema de huevo frito y patata, sorbete de mojito, bogavante asado su crema de nécoras y muselina de albahaca, solomillo de ternera en su jugo ó paloma torcaz en salsa cazadora. Pasión de enebro y corazón de melón, torrija caramelizada con helado de frambuesa. I m p r e s i o n a n t e !





Alrededor de las siete de la tarde nos levantábamos de la mesa para iniciar el baile y menear el esqueleto después de semejante festín.


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